domingo, 27 de abril de 2008

Tortura en la Edad Media




La Silla del interrogatorio

Se trataba de un utensilio básico del inquisidor. El efecto de los pincho sobre la víctima es evidente y no necesita comentarios. Ésta sufre atrozmente desde el instante del interrogatorio, que puede ser más intenso si se aplican sacudidas o golpes en brazos, piernas u otra pare del cuerpo. El asiento era muchas veces de hierro, de manera que se podía calentar con un brasero o una antorcha aumentando así el dolor al calentarse los clavos.



Potro pequeño

Sencillo aparto de tortura donde el reo era atado de pies y manos quedando en una incomoda y vulnerable posición; generalmente se complementaba con latigazos o azotes.



Cepo doble de cuellos y manos

Cepo de manera de castaño y hierro articulado para poder inmovilizar a dos personas enfrentadas cara a cara. Se les obligaba a pasear por las calles, para el regocijo de la multitud, ya que la postura les hacía caminar torpemente.

Cepo con barras de pinchos

Utilizado para inmovilizar al condenado cerrándose en torno al cuello y muñecas, ambas piezas de madera completando el suplicio y sufrimiento con dos barras armadas con pinchos afilados que se clavaban en las carnes provocando laceraciones y heridas, que por infección podían resultar mortales.




Rueda de la verdad

Pocos inquisidores disponían de aparatos tan complejos, Con esta rueda el verdugo conseguía desorientar y aturdir en unos minutos. Tras el aturdimiento se colocaba un brasero bajo la rueda con el fin de castigar al condenado quemándolo cada vez que giraba. En algunos casos llegaron a colocar una tabla cubierta con clavos que desgarraban la piel a cada vuelta de la rueda.


Cuna de Judas

Instrumento de tortura utilizado principalmente para sacar confesiones.

Consiste en una pirámide puntiaguda sobre la cual se alza la victima para después dejarla caer una o varias veces, de modo que la punta topara con la zona genital o anal con mayor o menor presión dependiendo de como evolucionara la confesión.

Para aumentar el sufrimiento en ocasiones se ataban piedras a los pies y manos del reo.





Garrote Vil



martes, 15 de abril de 2008